Esta Semana Santa sí que ha sido una gran aventura. Comenzamos.
El viaje comienza en bus desde León a Managua. Sin incidentes. Ahora empieza lo bueno. En el autobús que va de Managua a Rama, tenemos un reventón en la rueda, asi que hay que parar a mitad de noche, en medio de la carretera, a cambiar la rueda. Al poco tenemos que parar de nuevo porque el otro bus con el que vamos están echando un humo muy pero que muy negro. Este trayecto nos cuesta unas 7 horas.
LLegamos por fin a Rama, donde hay que coger una panga (una lancha) que nos llevará hasta Bluefields. Como hay mucha niebla, la panga sale con una hora de retraso. Así que esperamos con paciencia, no nos queda otra.
Arranca la panga, y en hora y media llegamos. Ahora viene una aventura más. El barco que nos ha de llevar desde Rama hasta Bluefields, sale a la tarde, pero como ya se sabe, en esta parte del país, los horarios son por decirlo finamente...orientativos, de modo que al final sale al día siguiente por la mañana, por lo que nos quedamos a hacer noche en Bluefields. Comienza el día, y nos montamos en el barco del capitán pescanova, después de esperar unas cuantas horas más!!!! Nosotros éramos sus grumetes, todos mareados al máximo, ninguno se salvó. Vaya viajecito de 5 horas en el barquito "Río Escondido".
Fin de los trayectos, porque llegamos por fin a nuestra isla, a Corn Island.
Buscamos nuestro alojamiento, que...es como si dijréramos, finamente, el hotel las "Cucas", por la cantidad de cucarahcas que allí había. aunque eso no es lo malo de todo, sino la suciedad de todo, sábanas, toallas, etc. Un horros. Pero bueno, allí había que pasar la noche, porque a esas horas y en época de semana santa, era un poco díficil encontrar otro alojamiento. Así que bien enfundados en nuestros sacos, mosquiteras o lo que tuviéramos para no tocar nada.
Amanece un nuevo día, y lo primero que hacemos esponernos manos a la obra para encontrar un nuevo lugar donde dormir. Menos mal que lo encontraos, y esta vez...una joya en comparación con lo anterior!!!!! Todo limpito, ordenadito...una gozada. Y encima a 5 minutos de la playa.
Nos deshacemos de nuestras maletas, y con el bikini y la toalla en mano, a la playa que nos vamos. Una plya bonita, en la que estábamos completamente solos.
Por la noche un poco de fiesta en "Nico Bar". Un ambiente un poco raro, pero nos lo pasamos bien.
Hay que decir, que la vida en esta zona del país es totalmente distinta a la otra, la gente física y socialmente. Las casas, la alimentación, etc. todo es distinto, es como si viviéramos en otro país.
Continuo con las aventuras. Al día siguiente, decidimos ir a una nueva playa, que nos han dicho que es más turística, así que allí que vamos. Y...vaya joya!!!!! Una maravilla!!!! Un agua cristalina, azul turquesa, en calma, con palmeritas...totalmente de revista, de verdad.
Allí pasamos todo el día, vuelta y vuelta, a ver si cogemos un poquito de color.
Por la noche relax, pronto a la cama, que ya se sabe que la vida del turista es de las más duras que hay.
Al día siguiente nos tenemos que volver ya a León, porque nos han dicho que o tomamos el barco que sale el miércoles o si no ya hasta el domingo no hay otro, que al ser semana santa, se paraliza el país. Así que decidimos ir el miércoles a las 10 de la mañana al puerto, que es cuando en un principio partía el ferry.
Bueno, con
toda la pena de nuestro corazón, recogemos nuestras cosas y nos presentamos en el puerto, y ohhhhhhh sorpresa, nos dicen que ese barco es muy lento, que vamos a tardar 12 horas en hacer un recorrido de 7, que es muy malo, que nos vamos a marear...bueno, as{i que decidimos cambiarnos a otro, que saldría por la noche, pero más rápido y seguro. Este nuevo sale a las 24:00. Así que pasamos el día en la playitra, con todas nuestras maletas y un poco desmoralizadas, por en esta zona, los horarios no son de fiar, van como quieren, nadie sabe nada, y los que saben no concuerda lo de unos con lo de otros, así que la sensación fue un poco de estar metidos en una cárcel de la que no podíamos salir.
Acudimos a las 24:00 al puerto, y allí está nuestro barco, pero...como no podía ser de otra maera, las sorpresas no han acabado, y nos dicen que el barco se ha estropeado, pero que tranquilas, que salir salimos, aunque iremos remolcados por otro barco. Bueno, no nos quedan más opciones, así que nos montamos.
Preguntamos si viaja alguien más. y nos dicen que sí, que hay otros pasajeros, pero cuando arrancamos, allí sólo estamos los marineros y noso
tras...en fin.
Bueno, en el barco nos dicen que tendremos camarotes, y todas la mar de contentas, pensando que serían unos camarotes con cierta clase, pero cuál es nuestra sorpresa
que los camarotes son como...los búnkers de un campo de concentración, tal cual os lo cuento. Las camas estrechas, de madera y todas bien apretaditas, que hay qua aprovechar el espacio...
Las horas pasan y nace un nuevo día, nosotras pensamos qeu ya estermos cerca de tierra, pero..no, no, ni mucho menos. Nos dan de desayunar. Y el día pasa. Nos dan de comer. Nosotras hacemos tortilla de patatas y ellos un pollo riquísimo. Y las horas siguen pasando. Y ya preguntamos, pero ¿cuánto queda? tranquilas, que en hora y media llegamos...Bueno, pero el tiempo sigue y a tierra no se llega. Así que nos dan también de cenar.
Ahora ya sí, por fin llegamos, después de...19 horas!!!! cuando en un pricnipio serían sólo 7!!!! Qué
locura...menos mal que el trato con los marineros fue realmente bueno.
Una vez en tierra, vamos a la estación de autobuses, para coger uno que nos lleva desde Rama hasta Managua, pero como no podía ser de otra manera...estaba completo, así que cogemos el de las 21.00, que llega a la capital NIca a las 2.30 de la mañana. El autobús es...cómo lo explicaría...incómodo no, lo siguiente, porque no tiene casi respaldos, con las ventanas abiertas a todo trapo, se ahoga en las subidas...toda una aventura.
Una vez en Managua, tomamos un taxi que nos había proporcionado el conductor del bus para que nos traiga hasta León, porque Managua es muy peligroso, y nadie nos recomienda que pasemos allí la noche. Así que hacia León que nos vamos.
Llegamos a nuestra ciudad y...qué bien se está. Pero...la útima aventura aquí viene. Meto la llave en la cerradura y...no abre!!!! Ohhhhhhh socorro!!!! Pensamos que nos toca dormir en la calle o qué sé yo. LLamamos al casero para que nos abre. NOs coge el teléfono su hijo, y nos dice q
ue ahora mismito nos abren. ES que habían puesto el pestillo por dentro, y por eso no se podía abrir.
Ahora sí, cada mochuelo a su olivo y fin de las aventuras por el Caribe. Esto ha sido la historia interminable.