Hoy martes ha sido nuestro primer día de colegio. Primero hemos montado todos juntos en una furgoneta de la UNAN, que nos ha ido repartiendo por los diferentes centros.
El primero es rural, la verdad que me lo esperaba peor...muchos niños, pero todos muy educados. Cuando entra alguien desconocido en clase, todos los niños se ponen de pie, y cuando la maestra les dice que se sienten, todos dan las gracias. Me ha chocado bastante, porque eso en España...impensable.
Los niños son preciosos, todos con un brillo en los ojos que no se puede imaginar, y siempre con una sonrisa enorme. En cuanto te ven todos te miran y te saludan.
Después de hacer toda la ruta, he llegado a mi destino. Un cole en el que hay muchísimo alumnado y todo ello muy desordenado. También es verdad que he llegado a la hora del recreo, y por eso quizá estaban más revolucionados.
Las clases son de 7 de la mañana a 12 de la tarde. El resto del día lo aprovecharemos para preparar cosas para el día siguiente.
Las instalaciones...son simplemente paredes y poco más. El patio es lo que sobra del terreno, así que no hay más que piedras y tierra.
La educación física todo el mundo la conoce, pero nadie la practica, así que a todos les viene bien que esté aquí. Lo malo es que es un poco agobiante, porque todo el mundo te quiere, pero no sé por dónde empezar...es un gran descontrol!!! Poco a poco.
La sensación de hoy ha sido un poco triste, porque quiero hacer muchas cosas pero no sé ni por dónde cogerlas...no sé, imagino que con el tiempo lo conseguiré.
A la tarde, paseo por León y musero Rubén Darío.
Mañana más y mejor.
Besos a todos.
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Qué envidia Mónica. Ya estoy esperando el siguiente post. ¡¡El tío Mariñas te envía un beso transoceánico!!
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